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In memoriam - Samuel Realpe

ISABELLA BAUTISTA 9°

Actualizado: 13 dic 2024

Samuel Realpe fue una de las mejores personas que he conocido. Cualquiera que haya compartido con él puede decir que era todo un personaje. Siempre destacaba, ya fuera por su personalidad increíblemente extrovertida, por sus comentarios imprudentes o simplemente por lo amigable que era. Desde séptimo hasta undécimo, todos podían contar algo sobre él. Tanto si eras cercano a Samuel como si no, de alguna manera impactaba tu vida.


Samuel tenía muchas pasiones y sueños que, aunque algunos no pudo cumplir, siempre trabajó con esfuerzo para alcanzarlos. El BMX fue un deporte al que dedicó muchísima disciplina y trabajo duro, sin perder nunca el gusto por el. Recuerdo que, en una de las competencias a las que asistió este año, volvió al colegio con un dolor de espalda horrible porque, según él, “me caí y casi me pasa todo el mundo por encima”. Comentarios como ese lo hacían tan especial; siempre se tomaba las cosas con humor e intentaba hacer reír a los demás.


Cuando los médicos le dijeron que debía tener más cuidado con su pierna, comenzó a interesarse por el voleibol. Jugaba y practicaba todos los días, demostrando su capacidad de adaptación y determinación. Quería trabajar en la NASA. Estaba profundamente interesado en la astrofísica y la ingeniería aeroespacial, lo que lo llevó a elegir el énfasis en física durante su tiempo en el colegio. Además, le encantaba bailar, tocar guitarra, bajo y cantar. Siempre confiado en sus habilidades, no dudaba en mostrarlas cada vez que podía.

“Él era risas, alegría, chistes, ocurrencias, buenos consejos y una gran persona, cosas a las que muchos aspiramos ser. Samuel merece que lo recordemos con una sonrisa”

Aunque Samuel no pudo cumplir todos sus sueños, siento que vivió una vida muy plena. Seguía sus pasiones con dedicación, trabajaba incansablemente para alcanzar sus metas y nunca dejaba que nadie lo detuviera. Incluso mientras estaba enfermo, no permitía que lo trataran de forma diferente. Mantuvo siempre su actitud positiva y continuó demostrando su cariño por los demás, molestando de manera juguetona a quienes se cruzaban en su camino y regalándonos su alegría única.


Lo recordaremos como él hubiera querido: sin tristeza, sino con gratitud por la felicidad que trajo a nuestras vidas y por su manera de vivir intensamente cada momento. Estoy seguro de que se habría indignado si pensáramos únicamente en su enfermedad y en el sufrimiento que conllevó, porque él no era su enfermedad. Él era risas, alegría, chistes, ocurrencias, buenos consejos y una gran persona, cosas a las que muchos aspiramos ser. Samuel merece que lo recordemos con una sonrisa, no con el pesar de haberlo perdido, sino con la paz de saber que fue feliz y nos hizo felices.


Samuel, te vamos a extrañar profundamente. Fue un privilegio conocerte y compartir contigo tantos recuerdos, anécdotas y experiencias. Lo único que te faltó fue tiempo. Te damos las gracias por tu amistad, tus risas, tu alegría y por habernos enseñado a vivir con pasión, a reír incluso en los momentos difíciles y a seguir adelante con determinación. Ese es el legado que dejas en todos nosotros. 


Nunca te olvidaremos.

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